Un disparo y una captura,
un instante y una congelación,
se para la imagen,
se para el movimiento,
usar en el momento instantáneo
en el momento preciso,
pulsando tan solo un botón
disparando sin herir ni matar,
se dispara retratando
con el armamento en sus manos,
con el prestigio en sus manos
va liando los rollos
de la película,
los cartuchos de papel
van revelados a 60 segundos,
los formatos de archivos digitales,
las tarjetas de las memorias
que nos recuerdan los momentos congelados,
con sus megapíxeles según sus formatos,
pasando por una tienda a revelarlo,
pasando a los archivos
por un ordenador en un disco duro,
la imagen tomada
se va quedando siempre en un instante,
tan claro echando en un flash
accionando la luz,
el proceso capturado
por fijarlo a lo sensible a la luz,
el pequeño agujero
que va recorriendo en la superficie,
reduciendo por el tamaño,
nitidez en el aumento,
el origen de lo oscuro,
el blanco y el negro de antes,
el color de ahora,
en varios formatos
hacemos lo que queramos,
artistas o aficionados,
entre amateurs, expertos y profesionales
usan su cámara en sus propias manos.
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